Con los cinco sentidos

Así recibe el bebé información sobre el mundo que le rodea

El niño toma conciencia de sí mismo y del mundo que le rodea a través de los sentidos. La vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto le proporcionan información sobre las personas, animales y objetos que le rodean, incluso antes del nacimiento. Por otra parte, los sentidos propioceptores, es decir, los sistemas cinestésico, vestibular y visceral, le permiten controlar sus sensaciones y tomar conciencia de su propio cuerpo.

Antes del nacimiento
Hay numerosos estudios que evidencian que el bebé todavía en el útero materno percibe la luz y los sonidos, aprecia sabores, siente y experimenta movimientos e incluso percibe sensaciones y realiza acciones específicas ante ellas, como la succión, la deglución o el parpadeo. Gracias a las ecografías, el control del ritmo cardiaco o los ultrasonidos está demostrado que cuanta más estimulación recibe el bebé en su etapa prenatal mayores son las posibilidades de que pueda desarrollar su potencial sensorial con plenitud.

Estimulación equilibrada
Gracias a que el bebé nada más nacer se siente atraído de forma natural hacia todo lo que le rodea, percibe sensaciones continuamente. Pero para que el niño optimice su evolución física, intelectual y emocional, es imprescindible que perfeccione todos y cada uno de los sentidos. Muchas veces, de manera inconsciente, ofrecemos al niño situaciones de aprendizaje en la que se estimula repetidamente algún sentido –que suele ser la vista, el oído o el tacto-, relegando generalmente el gusto y el olfato, que también requieren su desarrollo adecuado.

Estimulación temprana
No hay que obsesionarse con instruirlo y corregirlo continuamente. Muchos padres, con la intención de estimular y enseñar a su hijo, organizan en todo momento infinidad de enriquecedoras “actividades didácticas”. Aunque se haga con la mejor voluntad, muchas veces podemos provocar el efecto contrario, saturarlo y privarlo del placer de buscar y descubrir por sí mismo. Por supuesto, hay que estar atentos para que el niño disponga de material y estímulos variados y adecuados, de forma que no caiga en el olvido ninguno de los sentidos. Pero dejémosle hacer, probar y experimentar, y sobre todo, brindémosle nuestra compañía.

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