Adolescencia. Lo mejor, los amigos

A esta edad, los amigos son lo primero, antes que la familia o los estudios.

Si hay algo que importe a los adolescentes son sus amigos. A esta edad, los amigos son lo primero, antes que la familia o los estudios. Una realidad que los padres deben aceptar, sin sentirse desplazados, porque para que un chico se desarrolle con normalidad tiene que tener amigos.

Se pasan el día con ellos y siguen hablando con ellos desde casa: por teléfono, por el móvil, a través del chat o de internet.Los amigos se convierten en algo imprescindible. Si hasta la adolescencia la imagen que tenían nuestros hijos de ellos mismos era la que veían a través de nuestros ojos, ahora les importa mucho lo que piensen sus amigos de ellos. Es decir, que su autoestima depende en gran medida de la aceptación que tengan en el grupo de amigos. Por supuesto, lo peor que les puede pasar es no tener amigos o sentirse excluidos del grupo...

Las herramientas para desenvolverse

El momento que vivimos no es ni mejor ni peor que otros en la historia; es el que tenemos y eso lo hace apasionante. Pero no podemos olvidar que España es el segundo país de la Unión Europea en consumo de cocaína; que la edad de iniciación sexual desciende sin parar con todas sus consecuencias; que los delitos cometidos por hijos de familias de clase media se duplicaron el último año y que «el porro» y las drogas de síntesis están a mano de cualquiera. Si a esta realidad social se unen las características propias de un adolescente, capaz de hacer lo que sea para ser aceptado dentro del grupo, los resultados son por todos conocidos. No podemos tener a nuestros hijos encerrados en una jaula, aunque sea de oro, porque somos hijos de nuestro tiempo. Los padres tenemos que dar a nuestros hijos las herramientas necesarias para desenvolverse en la sociedad que nos ha tocado vivir. Los amigos ejercen gran influencia en nuestros hijos. Una manifestación clara de esto es la estética que adoptan para ser aceptados mejor dentro del grupo. No olvidemos que la misma influencia ejerce el grupo en todo lo demás. Según sean los amigos de nuestros hijos así serán ellos. Si en los círculos en que se mueven nuestros hijos hay drogas, promiscuidad, si fuman, beben o hacen novillos, lo más probable es que antes o después nuestro hijo haga lo mismo. Si en el grupo de amigos existe un clima sano, de preocupación de unos por otros (no olvidemos que estamos en una etapa donde empiezan a despertar los grandes ideales, la solidaridad, la justicia social junto con la lealtad, el compañerismo), la adolescencia será una etapa maravillosa de enriquecimiento personal. Será el momento en que nuestros hijos aprenderán a salir de sí mismos, lo que es tan necesario para ser adultos equilibrados y maduros.

Dónde encontrar amigos adolescentes

No olvidemos que nuestros hijos son «niños encerrados en cuerpos de hombres». Realmente tras esa imagen de «chico duro» no hay más que un niño inseguro, que busca la firmeza que no tiene en nosotros, sus padres. Si hasta este momento los hemos educado en una serie de valores, aunque aparentemente renieguen de ellos, permanecen guardados en su «disco duro». Si sabemos que llega una edad en que solo quieren estar con sus amigos y la influencia tan grande que van a ejercer sobre ellos, es mejor prevenir que curar. Tendremos por ello que favorecer, en la medida de nuestras posibilidades, que nuestros hijos tengan un buen círculo de amigos. Nosotros no podemos elegir sus amigos, pero sí el entorno donde van a encontrarlos: colegio, club, equipo deportivo

Si fomentamos que ellos acudan desde pequeños a estos lugares, será más fácil que adquieran hábitos para cuando sean adolescentes. Con ese objeto, podemos tener en cuenta algunas ideas.

Practicar un deporte fomenta los lazos de amistad y favorece una vida sana necesaria para conseguir mejores marcas. Y por lógica, si tienen que levantarse a las ocho de la mañana para entrenar, les vendrá peor salir hasta muy tarde.

Traer los amigos a casa. Esto puede ser engorroso por sus consecuencias, porque, cuando son pequeños, parece que ha pasado por casa una estampida de búfalos por muy encantadoras que sean sus mamás? y de adolescentes vacían la nevera o se encierran en su cuarto durante horas. Pero no dudemos, ¿dónde pueden estar mejor que en casa? Esto no significa que puedan hacer cualquier cosa con tal de que no salgan.

Así tendremos oportunidad de conocerlos, de hablar con ellos y con sus amigos, de comprender su lenguaje, sin ridiculizarlos, aprendiendo a escuchar, evitando sermones, haciéndoles partícipes de nuestras preocupaciones, de nuestras ilusiones y de nuestros proyectos. El adolescente necesita tener un referente adulto y el más cercano somos sus padres. Padres antes que amigos, porque no hay nada que más les moleste y desoriente que un padre que se «quiere hacer el joven o el guay». Amigos pueden tener muchos, pero padres, solo dos. Si conocemos a los amigos desde pequeños, es fácil conocer a sus padres, nuestros mejores aliados y compañeros de fatigas en esta etapa de la adolescencia.

El último impulso en la educación

Debemos educar a nuestros hijos para que sean adultos con criterio, libres, capaces de elegir lo mejor para ellos y para la sociedad. No podemos desentendernos de ellos porque no son adultos todavía. Estas vacaciones de verano son una magnífica ocasión para poner en práctica estas ideas con nuestros hijos adolescentes, y mejor todavía si no lo son, para ir ganando terreno. Ser padre no es una tarea sencilla, pero es apasionante. Ahora nuestro papel como educadores es más importante que nunca. Recuerdo con emoción la primera vez que mi hija montó en bici sin ruedecillas, cómo mi marido le daba ese último empujón para que fuera sola. Su cara de espanto fue pasando a una gran sonrisa al ver cómo su padre corría a su lado, acompañándola, hasta que por fin siguió sola, como una campeona. En la adolescencia tenemos que dar ese último impulso mientras los acompañamos de cerca. Sin nosotros se sienten perdidos.

Cambios en el cuerpo en la adolescencia

Sabemos que en la adolescencia el cuerpo sufre una serie de cambios. Las hormonas provocan, además de estos cambios físicos, continuos cambios de humor, que los hacen emocionalmente inestables. Al ver que su cuerpo crece se sienten mayores y quieren demostrarlo a toda costa, buscando una identidad personal. Necesitan sentirse libres y autónomos. La idea de romper normas, de ser transgresores, los hace sentirse libres. Para ellos una de las principales características de un adulto es «que hace lo que le da la gana, sin dar explicaciones a nadie». Por lo menos eso es lo que piensan ellos. Conocer sus gustos y los de sus amigos es muy importante. Qué les gusta, qué música escuchan, qué revistas compran, en qué páginas de internet entran, qué ven en la televisión, cuáles son sus actores favoritos, sus conversaciones, adónde van cuando salen. Solo así podremos estar en su «onda».

Susana Moreu. Orientadora familiar

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